domingo, 30 de septiembre de 2012

Sociología como herramienta de Lucha

Javiera Valdebenito
Catalina Moraga
José Zapata

“Entré a estudiar sociología para cambiar el mundo” ¿Esta frase te suena conocida? Debería, ya que la gran mayoría de los estudiantes de sociología dan esta respuesta o una similar cuando les preguntan por qué entraron a esta carrera. ¿Pero por qué esperamos que la sociología nos sirva si pretendemos cambiar el mundo? Seguramente partimos de la idea de que es una disciplina que nos permite entender cómo funciona la sociedad, el por qué cambia cuando cambia y el por qué se mantienen las injusticias sin remedio por tanto tiempo. Se supone que si entendemos por qué pasan las cosas en la sociedad, podremos decir si ciertas ideas, propuestas o acciones servirían para cambiar la realidad en la que vivimos o no.


Ya mirando la vida en la carrera, podemos decir que o no encontramos este tipo de sociología aquí, o que no somos consecuentes con esta voluntad de cambio por la que comenzamos a estudiarla. Es cierto que como sociólogos no vamos a cambiar la sociedad, eso lo hacen los actores y sujetos sociales. Pero siendo nosotros parte del movimiento estudiantil que busca una educación igualitaria, no pareciera que utilizamos nuestra disciplina para las discusiones de nuestras asambleas ni para evaluar las acciones que se proponen. Somos por separado sociólogos y luchadores sociales.

El año 2011 nos involucramos en esa gran movilización estudiantil, pero al transcurrir los meses de paro nos íbamos cuestionando la utilidad de nuestros conocimientos para este proceso de lucha que estábamos dando. Si queremos estudiar sociología para cambiar el mundo, qué mejor forma de ser consecuentes que utilizando la sociología como herramienta de lucha, en el movimiento estudiantil. Hubo algunas experiencias: Los talleres de La Mala Educación y el Núcleo de Contenido utilizaban elementos de la sociología o habilidades adquiridas en la carrera como insumos para su trabajo; por otro lado, el Taller del Lucro y la pega de las encuestas utilizaron derechamente técnicas de investigación de la sociología, análisis de redes y cuestionarios respectivamente. A partir de esto compañeros plantearon que nuestra carrera no podía ser la misma después de la movilización, ya que en el proceso se evidenció lo inadecuado de nuestros conocimientos y herramientas.

La sociología en Chile es una disciplina académica  de 50 años aproximadamente. En su historia, la carrera se ha presentado como una herramienta de lucha sólo en determinados períodos históricos, como en la década de los 60, no es algo que sea inmediato, sino que depende de su utilización por sujetos y sectores sociales. Hoy, nuestra disciplina se aleja dramáticamente de tener alguna utilidad para los procesos de lucha y cambio social. Nuestra carrera está paralizada por el academicismo. Encerrada en teorías que no dan cuenta de la sociedad en la que vivimos y conceptos y palabras que no entiende nadie fuera de los muros de la academia. Pero más que echar la culpa tan solo a otros, también pensamos que hay que mirarnos a nosotros mismos. Situándonos en nuestra cotidianidad, podemos darnos cuenta de cómo nos hemos auto-enfrascado en una lógica poco fructífera; haciendo trabajos e investigaciones solo por la nota que llegará después o cosas por el estilo. En la práctica es como si quisiéramos instruirnos individualmente acerca de cómo se han ido llevando a cabo los procesos sociales a lo largo de nuestra historia, para ser, básicamente, un sujeto culto, lo que no es malo, pero si ese saber nos aleja cada vez más de la práctica, deja de ser congruente con nuestra motivación de cambiar el mundo.

A pesar de lo anterior, creemos que los estudiantes podemos crear/construir espacios desde donde plantear nuestros objetivos y proyectos, apostando también a utilizar, pero subvirtiendo, los que ya existen, como nuestros trabajos e investigaciones. Ya lo sabemos, la sociología en sí no es transformadora ni liberadora, depende de cómo la utilicen los sociólogos. Esto nos interpela directamente a nosotros, si queremos que la sociología sea una herramienta de lucha, el primer paso es que nosotros la pensemos como herramienta de lucha y actuemos en consecuencia.

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