jueves, 10 de mayo de 2012

Enseñar con el ejemplo


Preguntándome acerca del aporte que se puede hacer a la educación, me he dado cuenta de algo fundamental, que es que, independiente de nuestros conocimientos adquiridos de manera formal, hay algo fundamental que todos podemos enseñar, y es la forma en cómo nos relacionamos. Esta enseñanza no se explica en la pizarra con tiza o plumón, si no que se enseña en la práctica, se enseña con el ejemplo. El respeto hacia los demás, la solidaridad, la horizontalidad en el trato, el escuchar y comprender a las personas, la tolerancia, todas estas cosas son en realidad conocimientos que se adquieren con la práctica y son fundamentales para construir una sociedad o comunidad.


Es increíble la capacidad que tiene el ser humano para adaptarse a su ambiente, y para verse influenciado por el comportamiento de los demás. Es cosa de ver como las personas de una misma región, comunidad o estrato socioeconómico, personas que pasan mucho tiempo conviviendo, se visten igual, hablan igual y se relacionan de la misma forma. Es por esto que no hay que subestimar el enorme poder que tienen nuestras palabras y acciones cotidianas en los demás.

Se debe ser consciente de este conocimiento que se enseña de forma implícita. Hechos cotidianos como compartir el alimento con los demás, cooperar con el aseo, tienen una enorme repercusión en temas fundamentales como el feminismo por ejemplo.

Mi experiencia con anarquistas me ha permitido salir de las limitaciones que nos impone el paradigma en el estamos insertos, he podido romper con estereotipos sumamente conservadores y limitantes, y todo esto ha sido desde el ejemplo que me han otorgado mis compañeros a través de las experiencia. Por ejemplo días después del terremoto fuimos a ayudar a sacar escombros, la compañera más pequeña y delgada, cargaba una gran cantidad de peso en sus hombros, sin problemas, su habilidad para manejar el martillo y otras herramientas eran envidiables para cualquier mujer y hombre, entonces de esa forma yo comencé a ocupar mi fuerza que había sido por años subestimada por mi condición de género.

 Por Victoria Rivera
3er año 

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