domingo, 6 de mayo de 2012

Notas del vivir en la carrera


¿Se han dado cuenta de la poca vida que tenemos los estudiantes de sociología, como estudiantes de una misma carrera?

Nos damos cuenta que el paso por nuestra querida y odiada carrera está marcada, como prácticamente toda la sociedad en Chile hoy, por la soledad. En nuestra condición de estudiantes esta soledad la vivimos en tres planos: el estudio, la vida social y la organización.


Si bien los últimos años ha habido una creciente organización y planificación de la bienvenida a cada nueva generación de compañeros que entran a la carrera, parece que esta lógica de organizarse y compartir se va diluyendo  mes a mes que pasa del año, y año a año que pasamos en la carrera.

La escasa vida social con que nos quedamos se reduce en marzo al mechoneo, y luego nos quedamos con las asambleas de carrera, si es que podemos contar eso, pues a estas solo llegan los ya participativos, creando una brecha entre los que participan y los que no participan. Pero el problema no surge aquí, solo lo ejemplifica: hay una situación que en los mejores casos es de fragmentación entre infinidad de pequeños grupos, mientras que en los peores casos lo que hay es atomización, soledad individual.

Hay quienes se adaptan con facilidad, asumiendo la situación como máxima de su conducta: pasan de la individualización al individualismo, entrando en lógicas de competencia con el resto, eventualmente pegando zancadillas, sin disposición a compartir ni para bien ni para mal.

No obstante el individualismo y la soledad parece profundamente importante rescatar las prácticas de resistencia que desarrollamos. Conversando con Aníbal Labra, de segundo de la carrera, nos cuenta que “son varios los compañeros que suben resúmenes o apuntes, tanto hechos por ellos como por compañeros de otros años, algunos en trabajos incluso suben su trabajo”

También comenta que cuando se trata de un nivel levemente más comprometido, que implique alguna relación social, como el estudiar en grupos, colectivamente es cuando todo se limita al grupo de amigos.

Lejos de criticarlo como algo negativo, lo que se trata es de superar el espacio de resistencia, y construir algo en que sea más grato y productivo de vivir el paso por nuestras aulas. Construir una comunidad que supere las afinidades personales y que por la mañana nos saludemos todos los compañeros,  todos podamos contar con los apuntes de todos,  juntarnos a disfrutar, estudiar y luchar.

Superar esta condición no es pura voluntad, un “bueno, juntémonos y seamos todos amigos”. Nosotros los sociólogos sabemos que son relaciones sociales estructuradas, y que esto es condición generalizada de la sociedad chilena hoy, pero que en nuestro pequeño espacio podemos combatir. 


                                                                                                                                      Gabriel Astudillo

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