¿Se han dado cuenta de la poca
vida que tenemos los estudiantes de sociología, como estudiantes de una misma
carrera?
Nos damos cuenta que el paso por
nuestra querida y odiada carrera está marcada, como prácticamente toda la
sociedad en Chile hoy, por la soledad. En nuestra condición de estudiantes esta
soledad la vivimos en tres planos: el estudio, la vida social y la
organización.
Si bien los últimos años ha
habido una creciente organización y planificación de la bienvenida a cada nueva
generación de compañeros que entran a la carrera, parece que esta lógica de
organizarse y compartir se va diluyendo
mes a mes que pasa del año, y año a año que pasamos en la carrera.
La escasa vida social con que nos
quedamos se reduce en marzo al mechoneo, y luego nos quedamos con las asambleas
de carrera, si es que podemos contar eso, pues a estas solo llegan los ya
participativos, creando una brecha entre los que participan y los que no
participan. Pero el problema no surge aquí, solo lo ejemplifica: hay una
situación que en los mejores casos es de fragmentación entre infinidad de
pequeños grupos, mientras que en los peores casos lo que hay es atomización,
soledad individual.
Hay quienes se adaptan con
facilidad, asumiendo la situación como máxima de su conducta: pasan de la individualización
al individualismo, entrando en lógicas de competencia con el resto,
eventualmente pegando zancadillas, sin disposición a compartir ni para bien ni
para mal.
No obstante el individualismo y
la soledad parece profundamente importante rescatar las prácticas de
resistencia que desarrollamos. Conversando con Aníbal Labra, de segundo de la
carrera, nos cuenta que “son varios los
compañeros que suben resúmenes o apuntes, tanto hechos por ellos como por
compañeros de otros años, algunos en trabajos incluso suben su trabajo”
También comenta que cuando se
trata de un nivel levemente más comprometido, que implique alguna relación
social, como el estudiar en grupos, colectivamente es cuando todo se limita al
grupo de amigos.
Lejos de criticarlo como algo
negativo, lo que se trata es de superar el espacio de resistencia, y construir
algo en que sea más grato y productivo de vivir el paso por nuestras aulas. Construir
una comunidad que supere las afinidades personales y que por la mañana nos
saludemos todos los compañeros, todos
podamos contar con los apuntes de todos,
juntarnos a disfrutar, estudiar y luchar.
Superar esta condición no es pura
voluntad, un “bueno, juntémonos y seamos todos amigos”. Nosotros los sociólogos
sabemos que son relaciones sociales estructuradas, y que esto es condición
generalizada de la sociedad chilena hoy, pero que en nuestro pequeño espacio
podemos combatir.
Gabriel Astudillo
Gabriel Astudillo
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